sábado, 24 de octubre de 2009

Destilar amor sin alambique.-

Acabadas las declaraciones-liquidaciones trimestrales de mis diversas actividades económicas por las que me conocen los Sres. Funcionarios de los Departamentos de las Administraciones Europea, Estatal y Autonómica porque a la Local ni la cuento y algunos Sres. Clientes que me favorecen con su compra, casi puedo cantar un golazo bien grande por la satisfacción personal de haber podido cumplimentar mis obligaciones fiscales.
Como si después de los exámenes se tratase, gozaré de unos días de relajación y descanso numérico, lo que me permite desarrollar otra actividad no económica pero muy gratificante de la que no se precisa de maquinaria, ni recursos económicos, ni contabilidad reglamentaria cual es el destilar amor.
Un tierno sentimiento de afecto y aprecio hacia las personas, hacia los animales o las cosas que no se compra ni se vende con el dinero, sino que se regala a quienes nosotros deseamos hacerlo sin obligación impuesta pero con la excepcional ventaja añadida de no empobrecernos por darlo y si enriqueciéndonos al recibirlo.

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